Las personas más importantes en un Grupo 24 Horas de A.A. son los “nuevos”, aquéllos que llegan por información o que están iniciando su proceso de recuperación con nosotros. Si nuestros grupos no se renovaran continuamente, la conciencia grupal se estatizaría, se momificaría, y como las plantas tendería a secarse, es decir, moriría. Aun cuando en estas condiciones no se cerrara el grupo, la inanición iría contaminando la atmósfera, haría falta oxígeno, decaerían los ánimos y el espíritu de Alcohólicos Anónimos moriría, y sus integrantes, auténticos cadáveres vivientes, esperarían su fin.

El movimiento de vida que aporta el nuevo significa una renovación interna de cada uno al escuchar su historial, su sufrimiento, su confusión. Identificarnos con él provoca que muy dentro de nosotros algo se renueve. Las juntas se revitalizan, se vivifican, renace el sentimiento de piedad, se disuelven, si estamos en disposición para ello, los dolores de nuestras mezquindades, las exigencias de nuestro “ego”; la conciencia grupal se rejuvenece, se llena de lozanía y ríe, sabiendo y sintiendo la nueva vida de un nuevo miembro.

Para aquellos que sentimos la necesidad de vivir a plenitud, es importante mantener viva la conciencia de lo que esto significa, y recordar la forma en que otros compañeros nos cuidaron y nos aportaron lo mejor de ellos mismos para salvar nuestra vida.

Virgilio A., Boletín del Movimiento 24 Horas, núm. 4 (mayo de 1984)