En ese tiempo tuve la fortuna de presenciar y participar en la apertura de la Granja de Villa del Carbón y de la Granja de Acultzingo, un sueño que acaricié desde mi llegada a Alcohólicos Anónimos. Esta última, la verdadera Granja del Movimiento Internacional 24 Horas de A.A., ha rebasado todas nuestras expectativas, todos nuestros sueños, un semillero de servidores guiados por la inspiración y fuerza del compañero Guillermo L.

Tantas remembranzas de aquel entonces, desde el primer momento de la apertura de la Granja de Acultzingo, la transmisión del mensaje al compañero Sebastián A. y al compañero Enrique A., mi padre y hermano, respectivamente.

Los compañeros, con una lealtad y un amor poco comunes hacia su granja, construyeron con sus propias manos el hogar común de los granjeros, al mismo tiempo que fueron edificando su propia recuperación. Esa es la esencia que caracteriza nuestra vocación de servicio dentro del Movimiento Internacional 24 Horas de A.A., constituye la razón de nuestra existencia, nuestro motivo de vida y, para mí, mi patrimonio espiritual. El servicio es transmitir el mensaje de Alcohólicos Anónimos, el amor por nuestros grupos y por nuestros compañeros en un intento de ser cada día mejores.

Declaro que soy un enamorado del Movimiento Internacional 24 Horas de Alcohólicos Anónimos, un apasionado testigo del nacimiento y la formación de la Granja de Acultzingo, pruebas palpables de que el dedo de Dios ha escrito esta historia.

Virgilio A., Movimiento Internacional 24 Horas de Alcohólicos Anónimos