virgilio verde

Como en todos los estados de nuestra recuperación, la desesperanza marca el límite de la esperanza, el nacimiento de la fe, hundido en un mar de confusiones, dudas e incertidumbres, en el vértice de la tormenta añorando la nube rosa y deseando retrotraer el reloj. Para volver a este estado de deliciosa tranquilidad, uno se pregunta incesantemente por qué se ha perdido, viviendo la frustración de sentir que vas para atrás, una completa desesperanza. Los compañeros nos mencionan de manera persistente que únicamente hay una salida, la derrota. Para unos, el oasis, el sosiego, la guerra ya terminó; para otros, la rebelión brutal de los instintos, la defensa de la enfermedad a las gradas de la locura y de la muerte, tendrán que vivir una derrota en agonía; otros la pasarán de largo, la soslayarán, viajarán en la superficie de la recuperación, pero a fin de cuentas lo fundamental es que nadie beba.

 

Virgilio A., Boletín del Movimiento 24 Horas, núm. 2 (marzo de 1984)