«El alcoholismo es una enfermedad incurable, progresiva y mortal. Es importante que sepas que si bebes no eres culpable por ello, es que tienes una enfermedad y que puedes pedir ayuda». Así hablan Luis I.F. y Jesús P. B., dos personas que han estado al límite y que han logrado rehacer sus vidas. Llegan desde Galicia para crear en Vitoria el primer Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos del País Vasco. Se trata de «una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanzas de poder resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo». El único requisito es querer dejar la bebida. El grupo se sostiene con las contribuciones de sus miembros, no cobran cuotas ni honorarios.

Se trata de una comunidad de ayuda mutua que nació en México y que se ha extendido por el mundo. En España existen ya nueve grupos con el de Vitoria. Este tiene su sede en un local de la calle Burgos y un telefóno de contacto, el 945 033 206, que atienden las 24 horas del día tres personas. «Da igual la hora que sea, le escuchamos y les decimos ven aquí ahora».

A Jesús P.B. no le importa contar que estuvo a punto de morir por el alcohol. Empezó a beber con 16 años y a los 32 no tenía nada. «Mendigaba a la puerta de los centros comerciales para poder seguir bebiendo. No comía, tenía lagunas, delirios… Estuve ingresado varias veces por ataques etílicos. Estaba en un agujero sin salida», recuerda. Se había enfrentado a la polícía en alguna ocasión lo que le valió un juicio por faltas del que salió con una condena de trabajos por la comunidad. Es cuando contactó con el grupo 24 horas de A Coruña. «Fue muy importante. Me cuidaron, me entendieron, me dejaron un sitio donde estar, por primera vez tuve ganas de dejar de beber y eso que ellos sólo me decían que probara a dejarlo un día. Es una escuela de vida. Yo sigo diciendo que lo he dejado sólo por hoy».

Luis I. F. también sufrió los rigores del alcoholismo, durante menos tiempo, pero de manera también límite. Se dejó en el camino una familia y una casa pero se siente agradecido por esta segunda oportunidad. «Un alcohólico está muerto en vida y nosotros tenemos el privilegio de vivir dos vidas», sostiene. Explica así por qué a su comunidad la llaman «fuente de la vida».

El alcoholismo es un síntoma de múltiples problemas mentales. La inseguridad, los miedos, los traumas, la tristeza, la timidez… Todo eso está detras del impulso irrefrenable e incontrolable de beber. «Yo necesitaba beber hasta para salir a la calle», dice Luis. Esos problemas siguen ahí aun cuando uno cosigue estar meses sobrio, pero con la ayuda del grupo y de una personas que te diga de la manera más cruda que puede que lo que espera al final no es más que un mundo de destrucción se puede lograr seguir abstemio «un día más».

No cuentan los días que llevan sin probar el alcohol, sólo miran que van a estar otra jornada más sin él. Y luchan también contra el estigma. «Si una persona tiene un cáncer todo el mundo le arropa y le pregunta qué tal, pero el alcohólico, que también está enfermo, estorba, daña con su sola presencia. La gente aún piensa que bebe porque quiere y eso no es así».

Hoy por hoy, Jesús y Luis están en forma. Ayudan a otros, dan charlas en institutos y acuden a medios de comunicación a sensibilizar. El grupo de Alcohólicos Anónimos 24 Horas está abierto a hombres y mujeres adultos pero también a los jóvenes. La decisión es sólo de ellos, pero se ofrecen para orientar a los familiares.

 «Sólo por hoy». Nada más.

Fuente: http://www.elcorreo.com/alava/araba/201604/04/nace-vitoria-grupo-apoyo-20160401150300.html