La pregunta que podría venirte a la mente sería: “¿Qué fue lo que dijo o hizo ese hombre que fue tan diferente de lo que otros habían dicho o hecho?” Debe recordarse que yo había leído mucho y hablado con todo aquel que sabía, o que creía que sabía, algo acerca del alcoholismo. Pero éste era un hombre que había pasado por años de beber espantosamente, que había tenido la mayoría de las experiencias de borracho conocidas por el hombre, pero que se había recuperado por los mismos medios que yo había tratado de emplear, o sea: el enfoque espiritual. Me dio información sobre el tema del alcoholismo que indudablemente fue de gran ayuda. Mucho más importante fue el hecho de que él era el primer ser humano con quien hablaba que sabía por experiencia personal de lo que estaba hablando cuando se refería al alcoholismo. En otras palabras, hablaba mi propio idioma. Sabía todas las respuestas y, ciertamente, no porque las hubiese sacado de sus lecturas.
A.A., Alcohólicos Anónimos