Excelente artículo publicado en el Sol de Yakima. A continuación editamos un extracto, pero para leerlo completo pincha en el enlace:
«Freddi R. solía gastar 600 dólares en metanfetamina cada semana, una suma considerable para un modesto trabajador del campo. Sin embargo, esa cifra es minúscula comparada con todo lo que tuvo que pagar debido a su crónica adicción.
Primero perdió su trabajo, luego su casa y hasta la patria potestad de su hija recién nacida.
A pesar del extremo derrumbe personal, Freddi y su novia continuaron drogándose con metanfetamina. El único objetivo de la pareja era saber cuándo sería la próxima dosis, su escape al infinito. Pero, eventualmente, ella lo abandonó.
Solo y sin hogar en Yakima, el ex pizcador de manzanas empezó a colectar latas para conseguir un poco de dinero y hasta empezó a robar comida y ropa de las tiendas locales.
“Estaba perdiendo la cabeza”, recuerda Freddi, cuyo nombre completo ha sido obviado para proteger su identidad. “Yo no quiero vivir más” ….
Fuente: http://elsoldeyakima.com/2016/03/31/pese-a-oscuridad-adictos-encuentran-luz-en-convivencia/