Carmen (se unió a A. A. A los 20 años)

 “. . .yo era demasiado joven”

 

Fui a una reunión de Alateen (para los hijos adolescentes de alcohólicos). Pero yo creía que el alcoholismo era el problema de mi padre. Más tarde, empecé a preocuparme porque comencé a sentir más afinidad con los A.A. que con los demás Alateens. Así que dejé por completo de asistir.

En la víspera de Año Nuevo, me di cuenta verdaderamente de cómo bebía: tomaba la copa de golpe para apresurarme a alcanzar ese estado de confianza en mí misma, y liberación de la soledad, de los temores y la culpa. Y cuando lo alcanzaba, no podía dejar de beber.

Al día siguiente, asistí a una reunión abierta de Alcohólicos Anónimos, donde oí a una mujer contar su historia de bebedora, comenzando con su forma de beber, como adolescente. Me sonaba familiar. Era posible que me estuviera convirtiendo en alcohólica, pensé. Quizá lo fuera ya.

Así que me uní a Alcohólicos Anónimos. Pero a los 19 años, yo era “demasiado joven.” Me dije a mí misma y a los demás: “No puedo divertirme sin el alcohol. Me estoy perdiendo muchas cosas.” Volví a beber -y volví a A.A-. Seguía pensando que era demasiado joven, y buscaba la compañía de miembros de A.A. que estuvieran de acuerdo conmigo -y volví a beber-. El temor, la soledad, la culpa, los remordimientos, y los sufrimientos aumentaron a medida que progresaba mi alcoholísmo.

[…] Acababa de sufrir mi primera resaca y mi segunda laguna mental -y así se esfumaron dos de las excusas que había utilizado para convencerme a mí misma de que no era alcohólica-. Seguía repitiendo todo el día: “No voy a volver a beber nunca más”. Luego pensaba: “Eso es lo que aquella gente de Alcohólicos Anónimos decían que se habían prometido a sí mismos”, pero el asunto seguía empeorando.

Una noche regresé a casa en avión, y llegué justo a tiempo para asistir a una reunión de A.A. Quería cambiar mi forma de vivir. No quería ser dependiente de la bebida. Quería liberarme del temor, de la soledad y de la necesidad de ponerme una máscara. Quería tener confianza en mí misma. Esa vez sí les creí a los miembros de Alcohólicos Anónimos cuando decían que la confianza en uno mismo llegaría con la sobriedad. Esa vez yo tenía una nueva actitud. Si otros miembros creen que soy demasiado joven, ése es su problema. Yo voy a quedarme.

 

Alcohólicos Anónimos, Los jóvenes y A.A.