Me llamo Blanca, y he descubierto que soy una enferma alcohólica. Soy madre, y además fui esposa.

Antes de llegar a Alcohólicos Anónimos, yo creía que nadie me entendía, que mis problemas eran un auténtico caso de mala suerte, que todo el mundo era culpable de mis calamidades. Y así fui dando tumbos, perdiéndolo todo en el camino, incluyendo a mis 3 hijos (“Mis amores”, decía yo), y cuanto más luchaba más perdía. Unicamente contaba con mi amigos fieles, la botella y la cocaína. Eran mis aliados en mi guerra, con ellos a mi lado me sentía segura, aunque durmiera en cartones, sola, en la calle. Por supuesto, que yo estuviera allí era culpa de los demás.

Fue la policía quien me llevó al Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos, y hoy gracias a eso estoy empezando a sentirme bien. He visto de nuevo a mis hijos. Además, estoy empezando a conocer cómo soy en realidad. Y, en definitiva, estoy aprendiendo que sí existe una nueva vida sin la botella, al lado de mis compañeros.

Movimiento Internacional 24 Horas de Alcohólicos Anónimos