La espiritualidad es un despertar, ¿o es como si todos los cabos sueltos se tejieran juntos en un suave tejido? Es comprensión, ¿o es todo el conocimiento que uno necesita para siempre? Es libertad, si consideras el miedo una esclavitud. Es confianza, ¿o es la creencia de que un Poder Superior cuidará de ti en cada tormenta o vendaval? Es adherirse a los dictados de tu conciencia, ¿o es un profundo, genuino o vivo interés por la gente y el planeta? Es un agudo y claro deseo de sobrevivir.

Es un hombre o una mujer. Es gratitud por todos los acontecimientos del pasado que lo trajeron a un momento de justicia. Es la alegría de ser joven en un mundo joven. Es la conciencia –darse cuenta de la propia capacidad y limitaciones–, ¿o es una fácil percepción del universo? Es ver un poder místico hacia el bien, en todos y cada uno de los seres humanos. Es paciencia frente a la estupidez. Es sentir que le quieres arrancar la cabeza a alguien, y a cambio alejarse. Es cuando no te queda nada de dinero, y sabes que aún posees algo que el dinero no puede comprar. Es usar ropa de trabajo y sentir como si tuvieras puesto un traje de gala. Es querer ir a casa, a pesar de ya estar ahí. Es un viaje en un cohete que va más allá de lo que tu vista alcanza. Es mirar a alguien que aparentemente es repugnante, pero que irradia belleza. Es un panorama majestuoso o un desierto. Es un niño. Es ver una oruga trasformarse en mariposa. Es el convencimiento de que sobrevivir es una lucha salvaje entre tú y tu ego. Es el jalón magnético hacia aquellos que están debajo y fuera. Es saber que aun los malos tiempos son buenos.

¡No mires hacia atrás! Aún no has visto nada.

Cuando la gente te mire y se pregunte qué te habrá sucedido, tu mirada les contestará: «¡Es que conozco un camino!»

Esa cosa tan especial que es la espiritualidad no se le puede dar a un ser humano por medio de las palabras. Si todos los hombres deben tenerla, entonces todos los hombres deben ganársela a su propio modo, por su propia mano, marcada con el sello particular de cada uno, dentro de su propio derecho individual.

Alcohólicos Anónimos, Llegamos a creer… (Cap. 1: “¿Espiritual?”)