Grupo 24 Horas Condesa, llamado Matriz (5)

El padrino está obligado a dispensarle tiempo a su ahijado y a dedicarle lo que sea necesario para ayudarle en su recuperación. Estará con él en todas sus crisis, en todas sus dudas, en sus rebeldías, en sus alegrías, en sus momentos de depresión y en todos los altos y bajos a los que está sujeto un enfermo alcohólico en recuperación. He aquí el nacimiento de una verdadera amistad, de una auténtica hermandad, del reencuentro del ser humano con sus semejantes.

Recordemos el orgullo del enfermo alcohólico, su egocentrismo descoyuntado. Es un ser voluntarioso que no permite que nadie intervenga en su vida, ni ser humano ni Dios, ni madre ni padre, ni esposa ni amante, ni hermano ni hijos, nadie puede intervenir en la vida de un enfermo alcohólico. Solamente otro enfermo alcohólico puede prestar esta ayuda, solamente se deja guiar por otro hermano igual.

Se trata de que a través de describir nuestra vida ingobernable encontremos, con la ayuda del padrino, nuestros defectos de carácter.

Es precisamente al padrino a quien tendremos que exponer todo lo relacionado con nuestro historial alcohólico, pero sobre todo la naturaleza exacta de nuestras faltas. Es una verdadera confesión.

Aun así, la recuperación es estrictamente personal, es una relación única entre el ser humano y su Creador.

 

Virgilio A., Repasando nuestra recuperación