La obsesión se esconde en pensamientos de conmiseración, de depresión, de rebeldía, de resentimiento, de frustración, de falsa euforia, de desconfianza, de ira, de impotencia, etc.

La obsesión aparece incluso a nivel de sensaciones físicas.

Descubierta la obsesión, es necesario manifestarla. Para el nuevo es sugerible hablar todo lo que va pensando y sintiendo: sus rebeldías, sus temores, todo lo que le dice la mente, sus ficciones de pompa, sus reacciones pueriles, etc.

Virgilio A., Boletín del Movimiento 24 Horas, núm. 3 (abril de 1984)