A lo largo de mi vida, pasé por varias instituciones y centros para intentar que me ayudaran a dejar de beber y sobre todo dejar de sufrir. Hasta que llegó un día en que mi familia, desesperada por la impotencia de no saber qué hacer conmigo, me llevó al Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos. Así llegué, desahuciado por todos. Desde ese entonces, no he vuelto a beber. Y lo más importante, vuelvo a ser feliz.

 

Movimiento Internacional 24 Horas de Alcohólicos Anónimos