Soy un enfermo alcohólico que intenta recuperarse en Alcohólicos Anónimos, en un Grupo 24 Horas, adonde llegué después de haber intentado dejar de beber en centros, con psicólogos y por fuerza de voluntad. Desde entonces no he vuelto a beber. Y, lo que es más importante, ese vacío, ese malestar interior que me acompañaba, poco a poco se fue llenando.

Yo ignoraba todo lo relativo al alcoholismo. Me creía un parrandero, un vividor. La realidad es que no sabía lo terrible e insidiosa que puede llegar a ser esta enfermedad.

Y para compartir un poco mi experiencia, que de eso se traba, contestar a la pregunta clave: ¿Por qué bebía? Bebía por alegrías, bebía por penas, en realidad bebía por todo y por nada. El problema era que no podía parar; y lo auténticamente terrible, esas tremendas resacas que en mi caso duraban hasta tres días, encerrado en una habitación, muriendo en vida: soledad, miedo, frustración, arrepentimiento, tendencias suicidas, desolación, sensación de fracaso, etc.

El día de hoy no es así. Y los compañeros, gracias al programa de Alcohólicos Anónimos, están haciendo de mí una persona nueva, “sólo por hoy”.

 

Movimiento Internacional 24 Horas de Alcohólicos Anónimos