No estás sola

 

Si te parece que tienes un problema con la bebida, si tienes la sospecha de que beber pueda ser uno de tus problemas, debes saber que en Alcohólicos Anónimos hay mujeres que en una época tuvieron las mismas dudas y sensaciones que ahora tienes.

Por distintas que fuesen unas de otras, todas llegaron al punto en que tuvieron que reconocer el hecho de que el alcohol afectaba gravemente sus vidas. Para todas estas mujeres —jóvenes, mayores, de mediana edad, amas de casa, estudiantes, profesionales, ricas y pobres, de diversa procedencia étnica y condición social— hubo una única respuesta. A través del sencillo programa de Alcohólicos Anónimos encontraron un método para dejar de beber, para mantenerse sobrias, y para crearse en sobriedad una vida más llena y gratificadora de lo que cualquiera de ellas se hubiera podido imaginar.

Puede que la palabra “alcohólica” te desconcierte. Para mucha gente, todavía significa persona sin carácter o paria. Particularmente al aplicarse a las mujeres, este concepto erróneo es aún bastante común. Por lo general, la sociedad tiende a considerar al borracho con tolerancia o incluso como algo divertido, pero siente repugnancia por la mujer que se encuentra en la misma condición. Más trágico aún es que la mujer a menudo comparte este prejuicio. La pesada carga de culpabilidad que lleva cada bebedor alcohólico en el caso de la mujer a menudo se duplica.

Las mujeres de Alcohólicos Anónimos se han quitado la carga paralizante de la culpabilidad no justificada. Se han enterado de un hecho médico que se refiere a sí mismas. El alcoholismo en sí no es cuestión de moral o de costumbres (aunque sin duda las afecta). El alcoholismo es un problema de salud. Es una enfermedad, y como tal ha sido descrita porla Organización Mundialdela Salud(OMS).

Esta definición ya no es revolucionaria. Ha tenido ya mucha prensa, y la mayoría de la gente la acepta —casi sin pensarlo— como una generalidad. No obstante, cuando se refiere a un individuo en particular —una compañera de trabajo, una vecina, amiga, pariente o a ti misma—, vuelven las viejas actitudes: “¿Por qué no puede ella beber como una dama?” o “¿Por qué no puedo beber como las demás mujeres?” o “¿Por qué no puedo dejar de beber? No tengo ninguna fuerza de voluntad.” O incluso “Soy una mala persona.” Con demasiada frecuencia, a nivel personal, la enfermedad, en sus primeras etapas, se considera como una falta de protocolo y, más tarde, como un grave defecto moral.

 

Alcohólicos Anónimos, A.A. para la mujer