Soy el príncipe de todas las alegrías, el compañero de todos los goces mundanos, el mensajero de la muerte, el que gobierna el mundo. Yo estoy presente en todas las ceremonias. Ninguna reunión tiene lugar sin mi presencia. Yo hago adulterios, yo hago nacer en los corazones todos los pensamientos negros y criminales.
El alcoholismo en México, mis valedores. Inicio, con el presente, una serie de mensajes que ojalá todos ustedes, en vez de desecharlos tras de leídos, quieran conservarlos y a modo de medida preventiva los den a conocer a sus familiares, amigos, en fin. Porque este del alcoholismo en nuestro país es todo un problemón que causa lo mismo cirrosis que accidentes de tránsito, y aquí desavenencias familiares y allá hechos de sangre, de prisión, de muerte. Esto, claro, ya ustedes lo saben, y que el azote del alcoholismo se agrava con el calendario de festejos del mexicano, que es cuando se registra “un consumo inmoderado de alcohol”, sobre todo en los jóvenes. Esas graves consecuencias del alcoholismo de sobra las conocemos: en el país existen millones y millones de enfermos adictos, y cada año se suman otros millones, muchos de ellos desde la adolescencia.
El bebedor provoca maltrato, accidentes de tránsito y enfermedades que ya bebedores y abstemios conocen bien, comenzando con la cirrosis. Que la enfermedad del alcoholismo lleva a perder más de cientos de miles de horas-hombre de trabajo quincenalmente, y un ausentismo laboral de hasta el 20 por ciento. Además… el cuento de nunca acabar, cuento macabro.
Yo soy el alcohol. A los jóvenes y adultos los hago muy inmorales, y me complace observar sus fechorías. Soy padre de la corrupción y de la desgracia. Yo enveneno la raza, yo mancho los hogares, yo traigo el envilecimiento y la depravación, el crimen, la locura, el suicidio. ¿Me conoces…?
Pues sí, ¿pero qué es, en qué consiste propiamente la enfermedad del alcoholismo? El diagnóstico del Médico J.M. Jellinek, citado por el Grupo 24 horas de Alcohólicos Anónimos:
“El alcoholismo es una enfermedad. Alcohólico es todo aquél que se crea problemas cuando entra en contacto con el alcohol. Un alcohólico, para serlo, no precisa de beber diariamente, ni haber sufrido accidentes de tránsito, ni haber perdido el empleo, ni haber estado en la cárcel, ni destruido su hogar, ni, a causa de una amnesia alcohólica, haber cometido un acto delictivo, ni haber sufrido delirium tremens ni haberse muerto por una cirrosis o una intoxicación alcohólica. El alcohólico no es un vicioso, no es un degenerado. Es un enfermo”.
Y su enfermedad es incurable, progresiva y mortal, con las etapas sucesivas del enfermo: Pre-alcohólica (el futuro enfermo alcohólico comienza a beber) – Prodrómica (la del malestar que se produce antes de una enfermedad) – Crítica (ya en desarrollo, la enfermedad produce sus síntomas), y Crónica (que marca el desarrollo final y más grave de la enfermedad).
Repito: con ánimo de que ustedes conserven estos mensajes, y porque honestamente se midan con ellos y por ellos evalúen su relación con el licor o al paciente que tienen en la familia, ahora especifico punto por punto, etapa por etapa, las fases diversas de la enfermedad del alcoholismo en toda su gravedad. Aquí el medio centenar de esos lóbregos mundos en los que se va derrumbando el alcohólico. Tomar nota los interesados, que deberíamos serlo todos, abstemios para precavernos y enfermos para acudir de inmediato al auxilio médico.