Cuando desde mi ciudad fui al Grupo 24 Horas de A.A. me encontraba destrozado física, moral y espiritualmente. No quería vivir. Las borracheras y el consumo de drogas (cocaína, heroína, etc.) me habían dejado sin fuerzas ni ilusión por nada.

Con 14 años empecé a beber, y desde entonces nunca lo había dejado. Probé drogas y muchos años estuve hasta el cuello. Perdí la familia, me vi solo, viví en la calle e incluso pasé por la cárcel.

Muchas veces intenté rehabilitarme, pero sólo conseguía abstenerme durante un tiempo; después todo volvía a ser igual. Viví fugas geográficas, dentro y fuera del país: quería vivir otra vida, algo diferente a lo que conocía, pero allá donde iba continuaba bebiendo y drogándome.

Nunca me consideré alcohólico, siempre pensé que ése no era mi problema. Ahora sé que soy un enfermo alcohólico. Eso me lo han dado mis compañeros.

El día de hoy tengo una alternativa a esa vida de hastío, desilusión, tristeza, sufrimiento y amargura que en mi caso personal ya no quería vivir. Se llama Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos, y por eso he de sentirme agradecido a mis compañeros y a un Poder Superior, como yo lo concibo, que me trajo y me guía.

Sólo por hoy no he bebido.

Movimiento Internacional 24 Horas de Alcohólicos Anónimos