No se puede tomar a la ligera la repetida advertencia de asistir asiduamente a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Ojalá no vivas nunca esta experiencia. Al reincidente se le ha inculcado repetidas veces que es impotente ante el alcohol.

Mi caso se parece a muchos otros similares. Asistir a las reuniones dejó de tener importancia: creí tener un total dominio de A.A. y saber todo lo que había que saber al respecto. Era muy fácil evadir mi responsabilidad. Para no aburrirte, pasaré por alto los detalles monótonos y te llevaré a la boda en que estuve totalmente convencido de que “puedo beber un poco, y después dejarlo”. Hacía tiempo que la obsesión me apretaba.

De lo que más me arrepiento, y creo tener derecho a arrepentirme de algo, es que pude haber evitado esta situación si hubiera seguido asistiendo a las reuniones de A.A.

Quienquiera que seas, dondequiera que estés, si hubiera algún dictado en A.A., sería: Corres un gran peligro si no asignas asiduamente y sin reserva una cantidad razonable de tiempo para asistir a las reuniones, si no haces transmisión de mensaje ni participas en las actividades sociales del grupo. Sin miedo a que nadie me contradiga, afirmo que siempre es peligroso para cualquier miembro dejar de participar.

Sin hacer un melodrama, ni motivado por un exceso de autoconmiseración, si no hubiera dejado que mi forma de pensar se deformara hasta menospreciar la importancia de A.A. en mi vida, no habría perdido nunca esa vida feliz y despreocupada.

 

Alcohólicos Anónimos, A. A. en prisiones: de preso a preso.