XXXVII Aniversario del Movimiento 24 Horas de Alcohólicos Anónimos (1)

Al observar los últimos aniversarios que celebrados por el Movimiento Internacional 24 Horas de Alcohólicos Anónimos en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, y el poder de convocatoria y gran credibilidad con que actualmente cuenta, no nos resta más que estar agradecidos y reconocer con humildad lo que el Poder Superior (un Dios como cada quien lo entienda) ha hecho por cada uno de nosotros.

Lo fundamental es que el día de hoy nos mantenemos unidos en nuestro Movimiento, sabemos que vamos a permanecer unidos. Nos encontramos por fin en paz con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Y lo que es más importante: los problemas de ayer han producido las bendiciones de hoy.

La historia de nuestro Movimiento, escrita por cada uno de sus protagonistas, enfermos alcohólicos en recuperación, nos hace recordar que lo que actualmente observamos en un Auditorio Nacional repleto, compañeros y sus familias felices, es muy diferente a la historia individual y colectiva que podemos narrar de sus inicios y de las fechas previas. Seguramente cada uno de los enfermos alcohólicos en recuperación tiene su propia visión; lo cierto es que años antes de la apertura del Grupo 24 Horas Condesa también llamado Matriz, había pocas posibilidades para el enfermo alcohólico de recuperarse y de salvar la vida.

El alcoholismo no era considerado una enfermedad, los médicos se negaban a aceptar que lo fuera, la sociedad era indiferente hacia un problema que la afectaba ya de manera seria e incluso los familiares del enfermo alcohólico ignoraban que el alcoholismo fuera un problema de salud; estamos hablando de la década de los setenta. Claro que existían grupos tradicionales de Alcohólicos Anónimos que cumplían su cometido, pero no había la transmisión del mensaje que se requería, simple y sencillamente porque en una interpretación equivocada se privilegiaba al anonimato como escudo y como pretexto.

El día de hoy, nosotros los enfermos alcohólicos en recuperación tenemos una conciencia cierta de que el alcoholismo es una enfermedad incurable, progresiva y mortal. De hecho desde 1956 lo había declarado así el Consejo Mundial de la Salud reunido en Ginebra, Suiza.

Virgilio A., XXXVII Aniversario del Grupo Matriz