Otra de las características del enfermo alcohólico es que en su caída arrastra y contamina a todas las personas que tienen la desgracia de convivir con él: padres, cónyuges, hijos, todos son arrastrados en el sufrimiento, la impotencia y la frustración de ser testigos de la inmolación de un ser humano que les atrae hacia su propia destrucción. Y así surge la neurosis en la célula familiar, padres y parejas angustiados, temerosos de la llamada telefónica, de que su borracho haya tenido un accidente, esté detenido, atropellado, herido o incluso muerto, etc.

Virgilio A., XXXVI Aniversario Movimiento 24 Horas