preso

 ¿Por qué tener Alcohólicos Anónimos disponible en las instituciones donde, por lo general, el alcohol y las drogas no están a mano? Aunque estoy de acuerdo en que se pueden conseguir drogas y a veces bebida detrás de los muros, me pregunto si desde el punto de vista del alcohólico esto no es un peligro de menor importancia. Existe otro peligro que me parece de mucha más envergadura: la borrachera mental o emocional, que se puede sufrir a toda hora en cualquier lugar. En cualquier caso, ésa ha sido mi experiencia…

Hace años cumplía una pequeña sentencia en una prisión donde no había programa de A.A ni ningún tratamiento de ningún tipo, ni siquiera trabajo para mantener ocupada a la población carcelaria. Durante ese encierro, tomé la actitud de que solucionaría todos mis problemas el día en que fuera puesto en libertad, y me puse a diseñar castillos en el aire. Nada podía interferir en esos gratos ensueños que siempre giraban alrededor de mí. El resultado fue diecisiete meses de estancamiento. Diecisiete meses encarcelado sin beber, pero me emborrachaba diariamente con la bebida embriagadora de mis fantasías y mis emociones.

Una vez puesto en libertad, las condiciones reales del mundo libre resistían toda comparación con las bellas imágenes que mi ego engreído solía crear en prisión. Volví a beber casi inmediatamente –sólo para suavizar lo más áspero de la realidad– y después de pasar unos escasos meses con mi esposa y mis dos hijos, me encontré de nuevo ante el juez. Otra vez, la fantasía.

 

Alcohólicos Anónimos, A. A. en prisiones: de preso a preso