virgilio morado

 Como ahijados, en especial aquellos que hemos acumulado algunas 24 horas, tendremos la necesidad de ser cuidadosos en no caer en los garlitos de nuestro egocentrismo, esa absurda pretensión de desear proyectar ante nuestro padrino la imagen de una recuperación, crecimiento y sobriedad que estamos muy lejos de tener. Los que hemos caído en esa trampa caeremos en otra más grave: la necesidad de jugar a las escondidas con nuestro propio padrino, y de buscar el apadrinaje de otro u otros compañeros, jugándonos las contras en la infantil idea de ocultar nuestra verdad.

Cuando nuestra deshonestidad nos ha hecho ocultar frente al padrino algunas aristas negativas en nuestra recuperación, dependencia, resentimiento, instinto descoyuntado, etc., y estemos temerosos de que sea descubierta nuestra falta, aún es tiempo de sincerarnos. El “ocultador” es el único que sufre, el autoengaño es el diablillo burlón de nuestra recuperación.

 Virgilio A., Boletín del Movimiento 24 Horas, núm. 2 (marzo de 1984)