Hace nueve años que conocí Alcohólicos Anónimos. No recuerdo las circunstancias de mi primera reunión, pero sé que tenía un problema con la bebida. Con 15 años, beber significaba mucho para mí. En aquel entonces no veía ninguna relación entre el alcohol y lo que sucedía en mi vida. Ahora puedo ver que mis problemas, así como mi forma de beber, estaban empeorando. La bebida ya me estaba infligiendo perdidas graves.

Tras varios arrestos, me sentenciaron a tres años. De alguna forma me enteré de A.A. y decidí probar. La gente que conocí en las reuniones era muy simpática. Me gustaba lo que tenían que decir y cómo lo decían. No obstante, no estaba listo para rendirme. Creía tener algunas fiestas más que celebrar. No quería ayudarme a mí mismo. Cuando salí, aceptaba una parte del programa, el resto lo hacía como más me conviniera. Una y otra vez volvía a la botella. Sufría lagunas mentales con frecuencia. Llegué a la conclusión de que estaba loco, y que ésta era la razón por la que A.A. no surtía efecto en mí.

Un juez me mandó a prisión. Allí asistí a una reunión de A.A. y me sentí desanimado. Vi a diez hombres contando chistes. Hablé con el coordinador del grupo y le pregunté qué pasaba. Me dijo que esos hombres simplemente no se sentían parte de A.A. Estaban en prisión y, aun queriéndolo, no podían conseguir bebida.

Aquella noche, cuando hablé, A.A. cobró para mí un nuevo significado. De repente, todo el programa tenía sentido. Era como si otra persona estuviera hablando dentro de mí. Y lo que salió de mi boca me sorprendió incluso a mí mismo. Además, parecía que les gustaba lo que decía. Algunos decidieron probar. Cada vez empezaban a participar más. Cuanta más gente tomaba parte activa en el programa, más crecíamos. Algunos amigos de A.A. empezaron a visitar la prisión para ayudarnos en las reuniones. El grupo crecía. Nuestros miembros, quizás por primera vez en su vida, sabían lo que era sentirse parte integrante de algo, y de algo bueno y hermoso.

Yo cumplí mi primer año en A.A. Sentí algo que nunca había sentido antes. Algo que no puedo explicar. Sinceramente podía decir que me gustaba lo que veía dentro de mí. Por primera vez en mi vida estaba agradecido por estar vivo, con la posibilidad de pensar y planear con un Conocimiento de lo que trataba la vida, con la capacidad para amar y ser amado. Me levanto por la mañana y doy gracias a mi Poder Superior. Me gusta la sobriedad. Me gusta ser una parte de A.A. Estoy agradecido por haber tenido otra oportunidad de aceptar lo que A.A. tiene que ofrecer. Sé lo que significa estar agradecido.

Alcohólicos Anónimos, A. A. en prisiones: de preso a preso